miércoles, 17 de diciembre de 2014

Fuerzas motrices

La economía internacional, junto con los procesos de mayor liberalización, ha sufrido una serie de cambios que han desembocado en la transformación paulatina y la adaptación de nuestro sector textil.

Así, este sector está presentando una elevada innovación y avance a los cambios de temporada, a la evolución de la cultura, como consecuencia de la presión que los exigentes consumidores están reflejando, así como por la penetración de nuevos competidores en el sector. De este modo, esta continua apuesta por la innovación está otorgándole un carácter bastante estable y una dimensión estratégica importante.

La industrialización actual, como proceso, presenta ciertas características como la existencia de competidores ya instalados y el hecho de que el mercado está cubierto, con un exceso de producción, altos costes salariales, sociales y de regulación en los países desarrollados, etc. Los nuevos entrantes tienen ventajas competitivas apreciables, por ejemplo, si sus costes son bajos.
Otra fuerza es la oportunidad de usar barreras arancelarias así como de proteger la producción de la importación se ha visto reducida como consecuencia de la continua liberalización. Así, los países en vías de desarrollo combinan las barreras no arancelarias con fiscalidad adicional en forma de aranceles, recargos compensatorios y tasas. En el actual mercado global se pueden combinar los factores productivos en su nivel más adelantado.


Por último, el avance en el uso de las posibilidades derivadas del abaratamiento de los costes de comunicación y de transporte constituye otra fuerza importante. Los países que más han avanzado pueden concentrar en su propio país la gestión, I+D, diseño, marketing y control de calidad, y deslocalizar la producción en países de menores costes laborales y regulatorio.
Sin duda, uno de los mejores exponentes de la complejidad de la manufactura española es la industria textil.

De este modo, el sector textil español siempre ha sido un pilar fundamental en el proceso de industrialización, experimentando un gran cambio que podría identificarse inicialmente con una etapa de crecimiento y modernización que más tarde destacaría por una rápida globalización de sus actividades, la cual vino impulsada desde 2005 por la liberalización de los intercambios textiles internacionales. Así, las empresas pertenecientes al sector han tenido que diseñar estrategias que les permitieran mejorar sus capacidades productivas, de diseño e innovación en la producción, y de comercialización de prendas de vestir, con el objetivo final de atender tanto al mercado interno como al externo, consiguiendo incrementar así sus ingresos y la rentabilidad de la empresa. De este modo, han tenido que adaptarse a los cambios en los gustos (lo cual hacen constantemente para poder sobrevivir en el sector) de los consumidores, así como han tenido que modificar la forma de vender los productos, intentando llamar la atención del público con cambios e innovación en la mercadotecnia.

Sin duda, otra de las fuerzas que crean incentivos o presiones para el cambio es la entrada o salida de empresas importantes en el sector. En este aspecto queremos destacar la entrada de la empresa japonesa Uniqlo, que está suponiendo cierta revolución en el sector textil por la importancia y fuerza que está adquiriendo en poco tiempo, aspectos que sin duda van a exigir cambios en el resto de empresas ya instaladas en el sector que les permita mantener la posición que hasta ahora han conseguido en éste.

Por último, es inevitable no relacionar el Siglo XXI con las nuevas tecnologías, y el sector textil como no iba a ser menos se ha adaptado a esta nueva era para mejorar y modernizar las prestaciones de sus productos.

Una de las innovaciones principales se da en el campo de la biotecnología, que también se combina con la nanociencia. La biotecnología se sostiene en tres pilares fundamentales: el tratamiento biológico de los residuos generados en las plantas industriales, tejidos procesados con la ayuda de enzimas y dispositivos biológicos acoplados a un sustrato textil. Una de las técnicas con más proyección en cuanto a la investigación en el ámbito textil es la tecnología encimática, la cual ha dado lugar a la obtención de biofibras y nuevos acabados textiles, como por ejemplo la cáscara de arroz, residuo que se podrá emplear como fuente de enzimas para el blanqueo y tintura de tejidos.

No menos importantes es la aparición de los materiales inteligentes y multifuncionales en nuevos nichos de mercado dentro del ámbito textil. Estos materiales o textiles son capaces de modificar su naturaleza a través de la recepción de estímulos externos, físicos o químicos, que alteran alguna de sus propiedades generando algún beneficio en el usuario final.
Estos nuevos tejidos funcionales se clasifican en: termoactivos (que reaccionan al calor), bioactivos (son beneficiosos para la salud), fotoactivos (sensibles a la luz) y electroactivos (debido a una corriente eléctrica).

Estos ejemplos son un reflejo de lo interesante y diverso que se está convirtiendo el mercado textil y el emergente mercado de los textiles inteligentes y funcionales.


Por otra parte, podemos observar en los últimos años cambios en la conducta del consumidor relacionadas con los cambios tecnológicos y con los elementos culturales que se van modificando y adaptando a estos. Así, la progresiva globalización (ya comentada anteriormente) ha hecho que los consumidores se vuelvan más exigentes. Entre estos elementos culturales que acabamos de mencionar destaca la presencia de nuevas tendencias, como la ‘Hiperconectividad’, destacando Internet y los nuevos dispositivos tecnológicos, el ‘Greenmarketing’ dirigido a aquellos consumidores preocupados por el entorno, el ‘Real Fact’ ante el creciente interés de los consumidores por lo natural y lo auténtico, ó bien la ‘Premiumtización’, consistente en ofrecer a los consumidores productos exclusivos que los diferencien del resto.


También es destacable la denominada Generación Y (o generación del siglo XXI), que sin duda es la más interesante de analizar dado que representa el futuro del mercado adulto. Las familias monoparentales han ido en crecimiento, destacando también la ausencia del ‘ama de casa’ por la incorporación de la mujer al trabajo, por ejemplo. Pero lo más llamativo es la influencia de los nuevos medios de comunicación: móviles e Internet. La velocidad de la información hace que los jóvenes sean, a la vez, más independientes y sus gustos más cambiantes. Entramos en una época de “prosumismo”, en la que no se trata de comprar objetos sino de comprar con un objetivo preciso y de modo proactivo. Por otra parte, está decayendo el efecto de la publicidad, ya que los jóvenes son los que promocionan sus elecciones a sus amigos por medios informales como los chats o los mensajes a móvil. Las marcas en sí misma están decayendo. Ante esta situación, las marcas tienen dos opciones: intentar ofrecer una imagen personalizada o tratar de introducir al consumidor en una historia de marca, para que pueda así compartir un estilo de vida o una peculiar visión del mundo.

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